Los dulces son deliciosos, muchas personas necesitan comer diario al menos uno. El sabor que les proporciona es todo un gusto para el paladar. Por lo tanto, buscamos que nuestros seres queridos también puedan disfrutar de ello.
Es por eso que si tenemos un perro, podemos caer en la tentación de darle uno de nuestros dulces también. Para que pueda también sentir ese buen sabor, pero la realidad es que deberías tener cuidado con compartirlo con tu canino.
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¿Pueden los perros comer dulces?
La respuesta corta es no, no deberían. El cuerpo de los caninos es diferentes al de los seres humanos, su organismo trabaja de otra manera. Y este termina por entrar entre los alimentos que no pueden tolerar.
Lo mejor que podemos hacer es evitar dárselos, ni siquiera un poco para que prueben. No les estamos haciendo ningún tipo de favor con ello. Puede provocar diferentes tipos de reacciones negativas.
Razones por las que pueden comerlos.
Mucha grasa y calorías.
Los dulces son una fuente abundante de todo tipo de calorías y grasas. Esto es dañino de por si para el ser humano, por lo que su ingesta en grandes cantidades daña el organismo. Pero para los perros es especialmente malo.
Al tener una cantidad de grasas mucho más alta que lo habitual, el páncreas termina por comenzar a producir cantidades mucho más altas de lipasa. Esta es la enzima encargada de absorber y digerir la grasa en condiciones normales.
Produce pancreatitis.
Este incremento de grasa causa que los caninos tengan una alta probabilidad de desarrollar pancreatitis. Esto se produce gracias a la inflamación del páncreas, que se da a raíz de dicho incremento de grasas.
Y esta es una de las posibles enfermedades, en realidad pueden terminar por dar diversos estados negativos en el cuerpo del animal. Los niveles de grasa que alcanzan gracias a los dulces no pueden ser tolerados por los perros.
Incremento de peso.
El tener como costumbre darle dulces hará que el perro suba de peso rápidamente. Gracias a su poca facilidad para deshacerse de los contenidos ingeridos, podrán ganar kilos con una facilidad incluso mayor a la del ser humano.
Daño en los dientes.
Para los perros, la fortaleza de sus dientes es vital. Gracias a ellos pueden roer y cortar la carne que se les proporciona. Incluso ellos mismos les dan mantenimiento al estar masticando objetos como huesos.
Los dulces podrían provocarles problemas como caries. Esto debilitará sus dientes y también podrían provocarles fuertes dolores. Tratar dentalmente a un canino puede llegar a ser muy complicado.
Alterar su sistema nervioso.
Al tener mucho azúcar en el cuerpo, pueden volverse bastante histéricos e inquietos. Los verás andando de aquí para allá todo el tiempo. Incluso en algunos casos podrían terminar por ponerse agresivos.
Eso es porque se altera su sistema nervioso, y al no saber cómo remediarlo o que pasa, comenzará a tener comportamientos extraños.
Envenenamiento y muerte.
Al darle en cantidades más altas y de forma constante, puede llegar a ser fatal para nuestro amigo peludo. El cuerpo puede llegar a alterarse a tal grado que terminará con la vida de él.
¿Y no puedo darle ni un poco para probar?
En realidad, darle una mínima cantidad de dulce a un perro no causará nada. Pero con esto no le estás haciendo ningún beneficio ni te estás saltando las reglas.
Al perro le hace daño, eso hay que entenderlo. Y si le das un poco en esta ocasión, es bastante probable que le des en otra. Pensando que eres un buen amo y estás dándole algo rico, pero que lo haces de manera cuidadosa.
No lo hagas, recuerda, ellos son intolerantes: cada pequeña parte que le des terminará por acumularse y causa un daño en mayor o menor medida.