Los avestruces son aves muy grandes e impresionantes. Y es que su tamaño impresiona, son altas y poseen también piernas muy largas. Esto les permite correr grandes distancias, a buena velocidad y sin tanto esfuerzo.
Pero también hay una gran historia alrededor de ellas: que esconden la cabeza bajo la tierra cuando se encuentran en peligro. Que para ellas es una forma de poder evadir la realidad, pero que es poco efectiva.
Es decir, es un animal enorme y meter su cabeza así solo parece negar la realidad, porque su enorme cuerpo queda expuesto. ¿En realidad realizan una acción tan poco efectiva o solo es una historia?
Avestruces escondiendo la cabeza, ¿mito o realidad?
Existe parte verdad y parte mentira.
Parte verdad: Si, los avestruces esconden la cabeza bajo la tierra en ocasiones. Por lo que si tienes suerte, en alguna ocasión podrá encontrar a este enorme en esta situación que ahora nos resulta graciosa gracias a la televisión y el cine.
Pero ahora viene la parte mentira, la razón por la realiza esta acción. La realidad es que cuando hace eso puede estar haciendo básicamente dos cosas:
- Está buscando comida, algo para alimentarse. Está escarbando en busca de pequeños insectos que puedan ayudarle a complementar su dieta. Para ello realiza algunos huecos para ver si tiene suerte.
- O está buscando hacer un nido. Ellas buscan lugares en el suelo para poder colocar sus huevos y tenerlos tanto seguros como calientes. E incluso cuando ya los tienen enterrados, introducen su pico para girarlos y darles una mejor posición.
Entonces, ¿no son aves miedosas?
No, para nada. Al menos no son mayormente cobardes ni nada por el estilo. El porque los avestruces meten la cabeza en el suelo no tiene nada que ver con estar escondiéndose de una forma poco efectiva.
Lo que sí es verdad es que las puedes ver bajando la cabeza en situaciones de peligro, pero más bien por estrategia. Es decir, son bastante altas y se pueden llegar a agachar para dejar de sobresalir demasiado.
Un animal de más de dos metros de alturas es fácilmente visible desde la lejanía. Y por correr a toda velocidad de sus depredadores no la hace cobarde, es simplemente sentido común al ser un herbívoro perseguido.
A falta de no poder volar, puede llegar a alcanzar velocidades de unos 70 kilómetros por hora.
Ahora ya lo sabes, todo el mito de las aves gigantes cobardes es solo una historia que la televisión se ha encargado de vendernos durante años.